Por Norma Lafuente D’abiduría
Seguir adelante, sin dejarse vencer. En esta frase encontré mi luz en los momentos más oscuros. En aquellas noches interminables, donde la ilusión no tiene por donde entrar. Cuando quedo encerrada dentro del cuarto, con mis pensamientos atosigándome e impidiéndole a la razón participar. ¿Qué hacer en estas circunstancias? Ver, ver más allá. Porque algún día recuperaremos la noción. La noción de un mundo distinto.
A lo largo de mi vida he padecido el sufrimiento y lo he visto en carne ajena. En esos cuerpos que son solo medios de transporte. ¿O acaso no hay un alma? Ese espíritu que se mueve antes de que llegue lo inesperado.
En los momentos buenos pueden venir cosas positivas, y en los momentos malos suelen acumularse las negativas.
Tener la paleta de colores a mano, para que cuando reiniciemos, por fin nuestro ser -ese que está nutrido de amor y paz-, pueda crear sin pensarlo mucho. Hagámoslo teniendo o no figuras placenteras. Musas, seres de inspiración, hacen la creatividad más feliz. Incluso más efectiva. Pero conociéndonos desde dentro, la luz interior también tiene ese poder que nos hace volver a nacer.
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De todas formas, ¿hasta qué punto una emoción no se basa en las relaciones con los demás? Si nos conocemos es justamente por lo que vimos reflejado en otros, y por la crianza mal o felizmente habida.
El cerebro humano desarrolla sus funciones en la medida que su portador se encuentre en un entorno social. Si se abastece solamente de su imaginación y no conoce la experiencia en cualquiera de los millones de mundos sociales, con todas las emociones y despechos que causa, probablemente lo que evolucione será su locura.
¿Podemos estar alegres por el simple hecho de habernos levantado por la mañana? Sí, aunque estemos pasando por desapercibido que la forma en que pasamos la noche, las charlas que rondaron en la cabeza, y los asuntos pendientes, también nos dan más o menos ganas de despertarnos.
Alegres de que podemos seguir en compañía. De gente que elegimos, y de una misma, que ahora sí podemos elegir con amor.


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