Por Víktor Frankl
Cada época tiene sus neurosis y cada época necesita una psicoterapia. Y, así, se ha demostrado que el psicoanálisis de Freud corresponde a la época victoriana y a la época del peluche; a una época en la que se era, por un lado, ñoño y, por otro lado, voluptuoso.
A la sociedad de aquel momento había que quitarle la máscara de falta de sinceridad en el aspecto sexual y colocarle el espejo delante. Hoy, sin embargo, las exigencias de los tiempos son otras, y la psicoterapia actual no trata ya la insatisfacción sexual de los hombres, sino su vacío existencial: el ansia que el hombre tiene de dar un sentido a su vida, de encontrar una misión y un compromiso personales, en una palabra, la lucha por un sentido de existencia.
Nietzche dijo en cierta ocasión: «Quien tiene un porqué para vivir, soporta casi cualquier cómo». Es decir, a quien encuentra un sentido a su vida, esto le ayudará a más que cualquier otra cosa a superar las dificultades exteriores y los sufrimientos interiores.
De esto se deduce lo importante que es, desde el punto de vista terapéutico, ayudar al hombre a encontrar un sentido a su existencia, así como a despertar en él el afán de encontrar una razón de ser. Para ello se necesita, sin duda, una imagen de hombre diferente a la que concebían las antiguas escuelas de la terapéutica psiquica, pues el psicoanálisis nos ha dado a conocer el deseo de placer, expresado en el principio de placer, y la psicología individual nos ha familiarizado con el deseo de poder que se plasma en el afán de valimiento.
Pero, en realidad, lo que el hombre busca es un sentido; y la practica – no sólo las consultas médicas y ambulatorias, sino también en las situaciones límite que se dan en caso de bombardeo, en los campamentos de prisioneros de guerra y en los campos de concentración – nos ha enseñado que sólo hay una cosa que hace capaz al hombre de soportar lo peor y de realizar lo imposible. Y esto es precisamente el tener un deseo de sentido, y el convencimiento de que el hombre es responsable de encontrar ese sentido a su vida.


0 comments on “«Quien tiene un porqué para vivir, soporta casi cualquier cómo»”