Reflexión

La vida es un tratamiento

La revolución no se hace en un día. Seguramente la estemos haciendo durante todo nuestro paso por la Tierra.

Dicen que la Ciudad de Buenos Aires es la metrópoli que más psicólogos tiene por metro cuadrado. ¿Será un indicativo positivo, que habla de la fortaleza de los porteños por querer sentirse bien y entederse más a uno mismo, o un indicativo negativo, demostrando en parte lo problematizados que estamos?

Ninguna revolución se hace en un día. Y mucho menos una revolución personal. Es cierto que cosas impactantes pueden ocurrirnos en un lapso de dos horas o cinco minutos. Aquellas experiencias fuertes pueden ser las que den inicio al cambio (los conocidos momentos fundacionales). Pero la verdadera transformación requiere tiempo y, por sobre todo, de nuestro esfuerzo.

Meses atrás, la vida me parecía algo fácil. Comer, beber (agua) y dormir. Para satisfacer estas tres necesidades solo necesitamos un trabajo. Bien, bien, sé lo complicado que puede volverse encontrar un empleo. Y quizá en el futuro sea peor. Pero si lo analizamos desde el lugar de alguien que ya consiguió su huequito económico en el mundo (un sitio al que concurre todos los días para que a fin de mes le den plata), solo hace falta pagar y consumir. ¿Dónde está lo difícil?

En las emociones, seguro. Somos seres sentimentales, que nos movemos, entre otras cosas, por causa de bellos y traicioneros sentimientos como lo es el amor. Y el amor nos trae felicidad, pero también algo de sufrimiento. Es ese sufrimiento el que justamente buscamos reparar yendo al psicólogo. Pero digámonos la verdad de una vez por todas. La vida es difícil.

Quizá no. Quizá la vida no sea ni fácil ni difícil. La vida es lo que es. Punto. Los difíciles somos los humanos. Mirá si no seremos jodidos… y jodidas.

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Escritor y estudiante. Fundó Humanidad el 2016 a sus 15 años de edad.

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