“Con la deuda externa medianamente solucionada, las negociaciones con el Fondo bien rumbeadas, con la ayuda de Francisco, cuando se termine esta mierda (por el coronavirus), metemos un plan industrial y levantamos a la Argentina con laburo”. El funcionario sintetizó ante Humanidad, el ánimo del gobierno y se burló de los detractores del ministro Martín Guzmán. Entre ellos, el enquistado periodista Eduardo Feinmann, quien pretendió rebajarlo comparándolo con el equipo de Sacachispas, en su enfrentamiento con BlackRock. El discípulo de Joseph Stiglitz y admirador de la “prócer” Cristina Kirchner, fue el que sostuvo la posición más dura para evitar el default y le permitió a la Argentina ahorrar 33 millones en los próximos años. “Que no nos dividan”, fue la consigna que bajó por WahtsApp, el presidente Alberto Fernández, a sus ministros, que están a la espera de una reorganización no sangrienta del gabinete.
Es imposible negar las divisiones que hay en las corporaciones sindicales y de pequeños, medianos y grandes empresarios. De allí las dificultades para conformar un Consejo Económico Social. Humanidad, pudo saber que el ministro Matías Kulfas, está recopilando propuestas para implementar cuanto antes.
Para muestra basta un botón: el Consejo Agro Industrial Argentino, acercó un programa de reactivación inclusiva, sustentable y federal. Objetivos: general 700 mil puestos de trabajo y hacer trepar la exportación de alimentos de 65 mil millones de dólares a 100 mil. Argentina líder de alimentos de origen animal y vegetal. El recorrido contempla el desarrollo tecnologías del ecosistema, edición génica, información, maquinarias, insumos, servicios profesionales y técnicos. Sin subsidios del Estado y con estabilidad fiscal en los tres planos: Nacional, Provincial y Municipal, como pretendía Néstor Kircher.
Tras el compromiso público de Alberto con los movimientos sociales, el Día de San Cayetano, el viernes, un dirigente de una industria clave, aclaró que nunca estuvo en contra de “los planeros”, pero sí del “aprovechamiento que hicieron algunos vivos”.
La pandemia reveló que hay 9 millones de personas no registradas y el cometido del Frente de Todos, es ir sumando cuentapropistas y trabajadores en negro, con ayuda estatal, exigiendo a la vez el esfuerzo de los capitalistas argentinos.
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La situación de Argentina sienta un precedente para otros países. BBC Mundo, señaló que el FMI quiere evitar una ola de defaults de deudas soberanas y recesiones prolongadas.
“No queremos seguir abriendo comedores comunitarios. Queremos que la gente coma en su casa. Hay que poner en marcha fábricas y reconstruir la sociedad con pleno empleo. La inversión nacional sobra, nos falta generar confianza”, admitió.
Más allá de las disquisiciones internas, que las hay, las contradicciones en la coalición oficialista, parecer ser superadas por las de la oposición, aunque éste sector cuenta con el apoyo de los principales medios de comunicación.
La pandemia acecha. El gobierno lo sabe y está dispuesto a abocarse a la producción en toda la extensión territorial y no sólo en el AMBA. Retomará una vieja iniciativa de regionalizar el país y lanzará planes para sustituir productos incompatibles con una alimentación saludable, como el azúcar y el tabaco, soportes de provincias pobres del Noroeste Argentino (NOA).
Lo dijo Mariano Recalde, en una reunión por zoom de la semana pasada: habrá que seguir emitiendo, generar consumo interno y trabajo. Y arrancar cuanto antes. “No hay otra salida”, expuso el senador que articula en el gobierno de Alberto y Cristina, bajo la supervision de su padre, ex abogado de Hugo Moyano.
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