Hay luces amarillas intensas. Una relación “herida” entre el presidente Alberto Fernández y el gobernador Axel Kicillof, con el jefe porteño, Horacio Rodríguez Larreta, a raíz de la quita de fondos de CABA para la provincia de Buenos Aires. No obstante, equipos tripartitos siguen trabajando juntos para “crear conciencia” y combatir los efectos deletéreos de la pandemia.
Vigente, como no lo fue el verde, el brote psicótico (no hay más que escuchar el revival de hoy de Eduardo Duhalde, ante el médico y periodista Nelson Castro, por radio Rivadavia), en el exterior llamó la atención “la buena y desorganizada” reacción de la Argentina ante el coronavirus.
En AMBA, con especialistas trabajando para reparar los cortocircuitos de índole política, se admitieron desinteligencias en las que también incurren intendentes del Gran Buenos Aires: obvio, la cuestión no se reduce a la enfermedad, sino a las secuelas sociales, psíquicas y económicas.
La curva de las infecciones en ascenso pareció amesetarse. Pero no en el llano, sino en la Puna, a 4 mil metros de altura, según la metáfora de un experto.
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Al brindar un informe, el hasta ahora inflexible ministro bonaerense Daniel Gollán, adelantó que no hay condiciones de apretar “el botón rojo”, al que aludió el presidente Alberto Fernández, para la etapa que se inicia en coincidencia con la primavera. Más que hacer hincapié en la ocupación de las camas en terapia intensiva en el AMBA, puso el foco en el estrés en la que está cayendo el personal de la salud.
Cerrojo total, no, pero sí, de ser necesario, retroceso de fases en algunas ciudades (¿Mar del Plata, Tandil y Pinamar?).
Alberto, Axel y Horacio, sobre la base de la prevención sanitaria, más que restringir actividades, elaboran planes con la meta de incentivar tareas productivas en poblaciones epidemiológicamente controladas.
Kicillof aprendió a sacar lecciones útiles de lo acontecido en la capital federal. Y tomó nota que no es posible controlar en forma autoritaria a sectores del conurbano que, en un porcentaje bajo, sale más de lo imprescindible, frecuenta bares y confiterías y hace actividades deportivas al aire libre.
En el AMBA, ahora, se reconoció que en 5 duros meses se ha alcanzado una suerte de “doctorado”, aprendizaje que no fue imitado en el interior del país, que está pagando ahora el relajo y debe ordenar de apuro encierros más estrictos.
Hay preparativos para la temporada de verano condicionados a la circulación del virus. Fernán Quirós y Gollán, acordaron no habilitar todavía a los grandes centros comerciales, cuyos locatarios y propietarios “están desesperados”. Sucede que los contagios se producen, en general, en los lugares cerrados.
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