Cristina Kirchner le volvió a poner el moño al diseño realizado por el presidente Alberto Fernández en la inauguración de la Asamblea Legislativa: al exponer como procesada, vía zoom, ante los miembros de la Cámara de Casación que entiende en la causa conocida como “dólar futuro”, aporreó no sólo a jueces y fiscales por mantener “en pleno apogeo al lawfare”, sino también a medios de comunicación y sectores económicos concentrados que en su criterio contribuyeron al triunfo de Mauricio Macri, en 2015.
Fue un alegato político vibrante de la Vicepresidenta – hasta hubo conatos de llantos -, para tratar de equilibrar lo que en su criterio es una desigual relación de fuerzas entre el heterogéneo Gobierno del Frente de Todos y “un sistema podrido y perverso” – así lo llamó -, al que consideró desbalanceado a favor del “poder permanente” de la Argentina.
No habló ya de “tanques mediáticos”. Se limitó a enlazar al actual Poder Judicial, con las características esbozadas, con la capacidad omnipresente, en el pasado dictatorial, de las Fueras Armadas.
Personalizó. Dijo que es bueno “conocerle las caras” a Daniel Petrone (titular del tribunal) y Diego Barroetaveña, y sacar del “anonimato” a quienes deciden. Pero también cuestionó a los fiscales Carlos Stornelli y Gustavo Hornos, al fallecido juez Claudio Bonadio y a los camaristas Martín Irurzun, Pablo Bertuzzi, Mariano Lorrens y Leopoldo Bruglia, entre otros.
Los consideró responsables de “los sufrimientos de la gente” y de comportarse en forma corporativa. También involucró a funcionarios de Macri, como Adolfo Prat-Gay, el “devaluador” Federico Sturzenegger y Mario Quintana. Al último lo identificó como uno de los beneficiados por la compra de dólar futuro y remarcó que no era ni es, precisamente, su “amigo”.
Entretejió la situación de desentendimiento de su esposo, el difunto Néstor Kirchner, con el FMI, a través del pago de los compromisos existentes, con la deuda – “criminal”, según el mensaje presidencial -, de 44.500 millones de dólares asumida por Macri en 2018 con Christine Lagarde y el apoyo de Estados Unidos.
“No les voy a pedir el sobreseimiento – dijo, desatendiendo el consejo de su abogado defensor Carlos Beraldi -, hagan lo que tengan que hacer”. Y dio paso a las explicaciones técnicas de Axel Kicillof y Miguel Pesce, gobernador bonaerense y titular del Banco Central, respectivamente. El que solicitó ser sobreseído fue Alejandro Vanoli, expresidente del BCRA.
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