Por Víctor Ramos
La historia de los trabajadores ha sido relatada por sus enemigos de clase. La reivindicación absurda de (Agustín) Tosco, no tiene otro objeto que relativizar el rol de Elpidio Torres del SMATA de Córdoba, aliado de Augusto Vandor. No resiste el menor análisis, Tosco (y el sector radical que representaba) se suma a las movilizaciones populares (de 1969, durante el onganiato) cuando la gestación realizada por la UOM de Alejo Simó, el SMATA y la Unión Tranviarios Automotor de Atilio López ya estaba en la calle. La izquierda y ultra izquierda estuvieron ausentes del Cordobazo. Fueron las organizaciones de la CGT llamada vandorista quienes promovieron esta lucha que marcó el fin de la dictadura.
Vandor fue el dirigente obrero más importante de la historia argentina. Motivo suficiente para que los diarios de la oligarquía y la izquierda funcional lo quieran difamar… luego de haberlo asesinado. La versión de (Rodolfo) Walsh sobre Vandor no resiste el menor análisis. Su libro ¿Quien mató a Rosendo? no es una investigación sino un novela. Tal es así que lo consideran como un “icono” del periodismo ficcional.

Walsh fue integrante de los servicios de inteligencia cubanos en 1959 y posteriormente del grupo montoneros. Enemigo declarado de Vandor y el sindicalismo peronista. De Walsh se podrían decir muchas cosas, como su apoyo a los bombardeos a Plaza de Mayo de 1955, pero eso es para otro libro. La versión de Walsh quedó instalada porque nadie le contestó. Tuve acceso al expediente de la muerte de Rosendo García, que Walsh nunca consultó. Se trataba de acusar a Vandor de asesino a cualquier precio. A los 30 días de lanzar su libro, el muerto era Vandor. Tiempo después en un rapto de sinceridad Walsh dirá:
«Nosotros le decíamos traidores a ellos, a los Vandor, a los Matera, a los Remorino. Pero los traidores éramos nosotros. Porque Perón siempre los apoyó a ellos.«
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En «Hombres de acero», Víctor Ramos encara un relato histórico desde la visión de los metalúrgicos. Humanidad reproduce en dos entregas aspectos relevantes de la obra, que incluirán el papel del asesinado Augusto Vandor, en 1969.
Pero ya era demasiado tarde.
El posterior asesinato de José Ignacio Rucci, secretario general de la CGT por los mismos criminales que mataron a Vandor y la cárcel de Lorenzo Miguel nos llevan a concluir que el enemigo de la oligarquía y el imperialismo no es otro que el movimiento obrero organizado, custodio de las banderas del peronismo y la tercera posición. Hoy más vigentes que nunca.
Sobre la investigación para «Hombre de acero», debo agradecer al recientemente fallecido por el maldito COVID-19 el dirigente metalúrgico compañero Orlando Sánchez, quien contribuyó en forma decisiva con su claridad y memoria.
Muy interesante, habría que agregar que el viaje de Isabel Perón a la Argentina fue un viaje de mas de tres meses, Isabel se reunió finalmente con el Lobo y habían aclarado las dudas, a partir de ahí había que liquidar a Vandor