Por Pablo Perantuono
Pero tenía algo más. Pronunciada hoy, vaciada de contenido por el uso y por el tiempo, convertida en sticker o en sigla (LTA), banalizada o directamente impugnada por incorrecta, la frase parece haber perdido el impacto que provocó entonces. Porque por más que parezca ser deudora de cierto ingenio de arrabal, ese arrabal en el que abreva el fútbol y en el que el sexo anal no es el goce sino dolor y humillación, la frase tiene el inefable copyright maradoniano.
Y aún cuando Diego la hubiese escuchado en algún rincón, hasta que sus labios no la pronunciaron en vivo no se popularizó y se convirtió en insulto o cargada masiva.
Esa misma noche, Maradona había entregado otra auto definición prototípica, esas que pronunciaba lleno de orgullo: “Yo soy blanco o negro: gris no voy a ser en mi vida”. Junto con el de la pelota, es probable que Maradona no haya tejido un vínculo más intenso que el que tuvo con los medios de comunicación. Es imposible pensarlo sin ellos, imposible escindir su dimensión de estrella universal, de dios pagano, sin pasarlo por ese tamiz, ese artefacto omnisciente que muchas veces estableció una relación parasitaria o de vasallaje hacia con el crack, y que en otras funcionó como una plataforma celebratoria y redentoria o impiadosa y miserable, pero que estuvo delante o detrás suyo desde los 15 años, cuando era un potrillo enrulado lleno de candor y porvenir, hasta el mismo momento de su muerte, a los 60, cansado y otoñal, con cuatro vidas encima.
Hoy ElDiarioAr (por ayer) reproduce el capítulo que escribí para «El Rey de Fiorito», sobre el desmesurado vínculo que establecieron durante 45 años Diego y los medios de comunicación, una relación que bien valdría una cátedra. Feliz cumple 10.
- El link con la nota completa: https://www.eldiarioar.com/cultura/lecturas/rey-fiorito-pequena-historia-audiovisual-maradona_1_8445388.html
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