Coloridos rituales, canciones y danzas que datan de épocas ancestrales, con profundos sentimientos de alegría y respeto a la Madre Tierra, se pudieron disfrutar este fin de semana en la Fiesta de la Pachamama, en Ostende, luego de dos años de ausencia a raíz de la pandemia.
El regreso del ceremonial de la pujante comunidad boliviana que representa aproximadamente el 10 por ciento de la población estable del partido de Pinamar, se hizo sin muchas estridencias, con una prolija organización de la colectividad (del país del altiplano) que busca consolidar su arraigo en la región que lleva más de 30 años, escribió Sergio Michnowicz, en El Mensajero de la Costa.
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En una clase magistral en la Feria del LIbro, el teólogo brasileño Leonardo Boff, dijo que la tierra no es sólo para los humanos, sino para los seres vivos, animales y plantas, que necesitan agua y alimentación.
La municipalidad de Pinamar se sumó a los actos tradicionales que acercan lo más antiguo de las culturas andinas y un deseo de vitalidad a la Madre Tierra, Los lugareños argentinos tienen la costumbre de convidar en sus casas y negocios caña con ruda a sus clientes, el primero de agosto. Es el caso de El Baskito, propietario de una zinguería, quien tras exhortar a beber a su ocasional visitante, le dijo que arrojara unas gotas del líquido al piso para espantar los males del invierno y conservar la buena salud.
Durante la primera jornada, con una convocatoria interesante y la realización de la ceremonia a la pacha, a la caída del sol, hubo bailes magníficos en el playón central de la plaza Bolivia mientras, el público recorría la feria, donde se vendían productos culinarios y artesanales para todos los bolsillos. El cierre tuvo lugar el domingo, luego de la jornada de mal tiempo del sábado, con caravanas de bailarines.
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