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En Pinamar hay un Messi pidiendo pista

Es humilde; elude compararse con Carlos Reutemann. Jorgito Barrio, se proyecta, a los 18 años, en el TC2000. Las sensaciones que provocó en un periodista al que atendió en la ferretería de su padre, en Pinamar.

Por Ernesto Jackson

Hace unos años empezó a hacer ruido. Y ruido del grande. A los 16 años ya lo colmaban de elogios y asombraba a directores y propietarios de equipos de competición del máximo nivel del automovilismo argentino. Se escribió de él más que suficiente.

Es Jorge Barrio, Jorgito para todo el mundo de los motores. Su cortísima y fresca vida huele a fenómeno a tener en cuenta. No son pocos los que, conociendo sus habilidades conductivas en autos de carrera, su físico menudo (trabajado todas las noches en el gimnasio) y su extrema humildad, lo comparan con un nuevo Messi vernáculo deportivo.

Su padre, en cuarto año del secundario, lo debía llevar en coche todos los días hasta la escuela en General Madariaga, pues no tenía edad para sacar registro. Como casi todos los chicos de su edad, su pasión por correr empezó con el karting. Fue apenas un paso. Pero de inmediato, subió a categorías con pilotos experimentados. Se acostumbró desde muy temprano a los triunfos, podios y campeonatos. Y los reveses los sufre con estoicismo.

«Solo sé que nada sé», dice Jorgito y se prepara para ir a San Juan

Los títulos ya ganados en la Fórmula Renault y en el TC2000, su particular ingenio para llevar al triunfo a las máquinas que los manager de equipo ponen en sus manos (pequeñas, de gurrumín), permiten imaginar un futuro más que promisorio. Y no sólo en los autódromos nacionales. Ya incursionó por Brasil, Francia e Italia.

Recuerdo la impresión que me llevé la semana pasada, muy temprano, al entrar a la ferretería de su padre (también Jorge), en Pinamar: allí estaba Jorgito, ya de 18 años, detrás del mostrador, con uniforme oscuro, a pocas horas de haber ganado en el autódromo de Buenos Aires, con un TC2000, a más de 250 kms. por hora.

Flaquito, menudo, en apariencia muy tímido. Pero con un potencial inmenso. Esperando una invitación clara para conseguir el necesario respaldo económico que lo ponga lo antes posible en la senda de otros pilotos argentinos que compiten a nivel internacional.

Brasil, México, Japón e India son algunos países que «invierten» en estos adolescentes atraídos por la velocidad en las pistas. Jorgito, admirado por sus compañeros y decidido a abrirse camino aprendiendo de todo un poco, es uno entre tantos compatriotas que ruge acelerando.

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