Hablando «directo, de frente, sin que te claven el pupal por la espalda» – aunque no pudo evitar contradecirse -, Alberto Fernández, blanqueó su puja con Cristina dentro del Frente de Todos: la consideró «inocente» de las imputaciones judiciales antes que «proscripta» y la desafió a una interna abierta (recordó que lo planteó ya el 17 de noviembre de 2021 ante una plaza colmada), para definir la candidatura presidencial de este año. Aplicó un matiz significante: a la vez que llamó a acabar con los personalismos, se proclamó kirchnerista y subrayó que el único ismo válido es el de Perón, al que calificó como «único e irrepetible».
“No está en mi plan terminar con el kirchnerismo. Mi objetivo es terminar con los personalismos…Perón nos enseñó que la organización vence al tiempo”, expresó entre otros conceptos, en una entrevista de más de dos horas, en el programa “El método Rebord”, transmitido el domingo por Youtube.
Su principal enojo pareció estar dirigido al jefe de La Cámpora, Máximo Kirchner, por oponerse al acuerdo con el FMI. Lo vetó, sin nombrarlo, de la mesa político que se constituirá para ir definiendo el perentorio cronograma electoral. Aseguró que resistió a las presiones para “no entregar a Cristina” y transmitió un “reconocimiento eterno” al ministro de Economía, Sergio Massa. Su entronización en el cargo, en reemplazo de Martín Guzmán, lo habría salvado de una Asamblea Legislativa para despojarlo del cargo.
Reveló que “muchas veces me tironearon” adversarios y también “propia tropa”. Indicó que sigue a un consejo del papa Francisco: “no reaccionar por impulso” para “evitar que todo estalle por los aires”. Cuestionó a varios de sus “compañeros” por “dogmáticos”. Ejemplificó con “la mejor negociación posible” hecga con el Fondo Monetario Internacional, y los casos de Vicentín y la Hidrovía del Río Paraná.
“La política es el arte de administrar la realidad, no lo posible”, definió. Allí aclaró que no es conservador ni revolucionario, sino un “reformista”, que pretende «cambios dentro del Estado de Derecho, en beneficio de la gente”.
Desechó cualquier comparación del peronismo con lo hecho por Fidel Castro en Cuba. “Eso no lo hicieron Perón, Néstor Kirchner ni Cristina”, aseguró.
Indicó que siempre le pareció “innecesario” un debate sobre “el albertismo” y hasta se permitió recordar la época en que enfrentó a Cristina, junto con Florencio Randazzo, sin romper el Partido Justicialista.
Para ubicar al periodista, mencionó que tuvo sus frustraciones con Perón en la década del 70, pero se reconcilió con él luego de leer el libro, de reciente aparición, de Juan Manuel Abal Medina. Reveló que él estuvo en su adolescencia lejos tanto de la JP de las Regionales (vinculada a los Montoneros) como de la JPeRRA, ubicada en la derecha con los sindicatos. Precisó que integró el grupo de leales al general. “No es un dictador, es el presidente democráticamente elegido”, rememoró palabras dichas en aquella instancia.
Salvo en Perón, se manifestó no creyente “de los verticalismos y los personalismos”, en un claro desconocimiento a la jefatura de Cristina. “No hay otro Perón”, recitó. “A mi me votaron para ser parte de un Frente, no mío y yo no traiciono…nos sentamos, discutimos, debatimos, pero la decisión la tengo yo, que también fundé el kirchnerismo”.
Aseguró trabajar para mantener unido al Frente de Todos, apuntó al macrismo y a “la derecha recalcitrante” como sus adversarios, y pidió hacia «racionalidad» hacia adentro.
Rebord, que bastante tiempo dejó discursear a Alberto, le reprochó en un momento la falta de “un relato” y el no ejercer el poder. Alberto mencionó varios logros, entre ellas “las concesiones sacadas” al Fondo, la recomposición sanitaria en tiempos de pandemia y las vacunas obtenidas en Rusia, entre otros muchos.
¿El relato? Se opuso. “Siempre tiene una parte de ficción…es la verdad pura, incontrastable”, lo descalificó. Y señaló que “hay que partir de verdades” y no ocultó su preocupación por el crecimiento de la pobreza y la inflación.
También reclamó que aparezcan candidatos para unas PASO dentro del FdT. “Hay que animarlos, harán mejor a la democracia”, expresó.
Insistió en que Perón y su “genio” pasaron a la “posteridad como una figura universal”. Y agregó: ¿Cuántos Perón tenemos? Uno. No hay uno de reemplazo…nos llamó a organizarnos…mi problema no es si Cristina conduce o no conduce…que conduzca, pero por decisión popular, como lo haría yo”.
A esa altura de la conversación, endilgó a Cristina y La Cámpora “no saber como funciona el mundo” a la hora de acordar con los organismos internacionales. Citó el comportamiento de Putin y Xi Jinping.
Entre idas y vuelta, reclamó “dejar de hablar mal de nosotros”, para “no darle de comer a Infobae y otros medios”. Repitió que “el tema de la reelección es secundario” y opinó que finalmente “el peronismo será competitivo” en las próximas elecciones presidenciales. “Nos tiene que representar alguien con el que podamos ganar: yo u otro u otra”.
Humanidad remite al link con la entrevista completa. Antes de concluir, consignará que Alberto enfatizó que “sigue reuniéndose con todos, orgánicamente y con diferencias políticas”. A Cristina le pidió mirarse en el espejo de Lula y Dilma Rousseff, contó que exhortó a Daniel Scioli “a animarse y largarse” a la carrera presidencial, porqué él se siente solo “un engranaje más” del Frente.
Aceptó que “algo de cierto hay” en que el argentino “es un pueblo bipolar, que pasa de la máxima alegría a la máxima depresión en pocos minutos«. Y mirando hacia adelante, se ilusionó con la venta de gas, minerales, litio y alimentos que el mundo está necesitando.
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