Había en un río dos aventureros/as con ganas de nadar. Discusión llevaba puesta una malla azul, con dibujos de bombas que dejaban una explosión naranja. Calma vestía de color beige, que daba la impresión al menos a la vista de estar completamente desnudo/a.
Calma, con una sonrisa inmaculada, pensaba lo que iba a hacer, sin adelantarse mucho a las circunstancias: se acercaría al agua, mojaría sus pies, y de a poco se iría adentrando al río. A unos pocos metros de distancia, Discusión movía sus brazos de un lado para el otro, buscando el protector solar.
«¡No puede ser! ¡Lo guardé antes de venir!», vociferaba. Calma le respondió que si tan seguro estaba de aquello, lo iba a encontrar. «¡Vos porque te crees que todo es fácil!», le endilgó con dureza.
«No caeré en tus provocaciones, Discusión. Ya te conozco. Pero si querés discutir, hagámoslo. Lo único que te pido es que sea en buenos términos«, respondió quien andaba cuasi desnudo.
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Y así es como durante más de tres horas, ambas discutieron sobre lo que había pasado. Primero buscaron en las bolsas y luego pensaron posibilidades de dónde pudo haber quedado el objeto. En la mesa de la casa, caído en el camino… no pudieron llegar a un acuerdo, y el sol se puso haciendo de la tarde, la noche.
«¡Oh no! ¡Y yo que deseaba meterme al río!», dijo con angustia Calma. Discusión, poniéndose las zapatillas para volver a la ciudad, remarcó que podrían volver otro día. Fue entonces cuando Calma se desesperó y empezó a gritar por su deseo frustrado. «¡Si no hubiera sido por tu negligencia, hubiéramos podido disfrutar algo de este mísero día!».
«Cariño, en la cena de hoy no te vas a arrepentir de haberme calmado en mi desesperación, y con una deliciosa comida, vamos a poder planificar un nuevo día de disfrute«, le consoló Discusión. La otra parte aceptó, relajando sus músculos y mostrándose arrepentida con un rostro caído.
Ya en el coche acompañados por las estrellas, Calma preguntó a Discusión dónde había aprendido a manejar mejor su temperamento. «Si no hubiera prestado atención todos estos años juntos, nos habríamos separado mucho tiempo atrás. Podría haber fingido y decirte que ya no me llamaba más Discusión. Pero aceptando mis formas de ser, tu tranquilidad fue una inspiración», respondió.
«Hoy fuiste lo mismo para mi. Haber discutido sin calma fue una experiencia que no quisiera que se repita pronto, en especial por los extremos a los que puede llevar. Pero calma sin discusión, tampoco». Ambos se sonrieron, y siguieron el camino.


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