El periodista que lo entrevistó lo definió como «uno de los economistas más influyentes de su generación y del mundo», aunque sin dejar de hacer notar que sus críticos le enrostran ser «demasiado voluntarista». Los libros de él son estudiados con cierta devoción por «La Cámpora». El título de la nota marcó un sendero: «Esta crisis económica global torna aún más relevante un plan de alivio de la deuda».
El personaje no es otro que el francés Thomás Piketty, de 49 años y su interlocutor Hugo Alconada Mon, de La Nación. Humanidad eligió algunos párrafos y, como siempre, remite al artículo original, para que cada uno saque sus propias conclusiones.
Dijo Piketty que hubiese apoyado el plan de la Argentina para «aliviar su deuda soberana», aún sin que mediara la pandemia. Dijo que lo que más le preocupa hoy «es cuál será el número final de muertos y cuán difícil se pondrá todo. Todavía puede ponerse muy feo», avisó.
Reconoció, para contrarrestar a sus detractores, que «la crisis podría alimentar efectos muy contradictorios...todo dependerá de las movilizaciones políticas y sociales. Se trata de un balance entre narrativas muy distintas. No se trata solo de un balance material de poder, sino de un balance de fuerzas intelectuales e ideológicas».
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Piketty observó que una vez que se salga de la crisis, se verán distintos relatos compitiendo entre sí, entre otros:
- La que plantea que debemos invertir más en salud y proveer una mayor igualdad.
- La que se incline por proteger fronteras, lo que se observa ya con Donald Trump y con Marine Le Pen, del partido ultraderechista francés)
- O la que afirma que no podemos volver a la economía anterior (a la crisis) y que debemos aplicar reglas sobre los mercados para organizarla de otro modo.
Sacando lecciones de la historia (que explicita en la recomendada entrevista), afirmó Piketty que la lección para hoy «es que ni las fuerzas económicas o tecnológicas pura, ni las demandas laborales u otras variables, determinan por sí mismas un modelo único de instituciones. Estas dependen – argumentó – de construcciones ideológicas, de movilizaciones políticas, de balances de poder…la buena noticia, es que todos somos parte del juego».
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