No es preciso engancharse con Borgen, la subyugante serie danesa sobre los intersticios del poder, para confirmar aquello de que, en la política, la gente común apenas mira la punta del iceberg. De ahí los porrazos, de algunos de los cuáles no se vuelve. El norteamericano de origen cubano Mauricio Claver-Carone, quien desairó a Alberto Fernández, el día de su asunción como Presidente, reveló que lo llamó por teléfono el fin de semana, tras evitar que la Argentina «secuestrara la pelota» y le permitiera consagrarse como jefe del BID, la entidad crediticia que maneja unos 12 mil millones de dólares para asistir a la región. ¿Qué le dijo? Le ofreció colaborar desde octubre para renegociar la «deuda heredada» de 44 mil millones de dólares (sí, de la administración de Mauricio Macri) con el FMI de Kristalina Georgieva.
La agencia oficial Télam, reprodujo lo dicho por el halcón del presidente Donald Trump a AFP: «El presidente Fernández no podrá llevar a cabo su gestión hasta que pueda desencadenarse de las deudas heredadas. (La Argentina) pudo negociar exitosamente con los acreedores privados».
Luego mostró predisposición «para ayudar a ajustar el programa del FMI, que se hizo en 2018 en circunstancias muy diferentes. Va a ser una negociación bastante intensa, pero para toda la región es importante que la Argentina pueda cerrar ese capítulo», remarcó.
Dejando atrás su postura guerrera, en cuanto a la posición argentina en la Asamblea que decidió ponerlo al frente del BID, aclaró que «los países que se abstuvieron lo hicieron porque consideraban una tradición que el BID fuera presidido por alguien de la región».
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Con dados echados, el alfil conservador de Trump, asumirá en octubre, por 5 años. Argentina logró una abstención cercana al 32 por ciento, con el acompañamiento de México y Europa.
«Hablé con los presidentes Fernández, Sebastián Piñera (Chile), Carlos Alvarado (Costa Rica), con el canciller de México, Marcelo Ebrard y las conversaciones fueron muy positivas», abundó.
«Les dije – informó – que vamos a hacer una gestión unificadora. Y el hecho de que el único punto de contienda fuera mi nacionalidad es buenísimo, porque es lo más fácil de dejar atrás».


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