«A los 16 años llegué a Rosario… y también encontré a esa muchacha llamada Ideología – yo venía de darme un baño jesuítico, primero, y naval militar después –, y ahora me zambullía en las aguas de poetas mayores como Pablo Neruda, Nicolás Guillén, Vicente Huidobro y César Vallejo. Rosario fue para mí como un segundo nacimiento: una ciudad de trenes y tranvías, de orquestas típicas, cinco diarios y tres radios que informaban mañana, tarde y noche; llena de fútbol, hipódromo, bares y teatros. Sí, aquella Rosario era una fiesta».
Así se expresó en una entrevista con el diario santafesino la Capital, Walter Operto, referente periodístico y dramaturgo que, a los 83 años, volvió a lanzarse a la aventura editorial con la creación de Ramos Generales que nació – explicó -, humildemente con la pretensiones de sumarse «a la batalla contra la colonización cultural que nos proponen desde la robotización de la vida».
Entusiasta contagioso, Operto ejerció el periodismo en Rosario y Buenos Aires. En octubre de 1967, la revista Así lo envió a Bolivia para cubrir los pasos del foco guerrillero que lideraba Ernesto Guevara. A los treinta años obtuvo una primicia mundial: el Che había sido asesinado y no muerto en combate.
«Siempre pensé – dijo en el reportaje -, a la actividad del editor como una de las más nobles y humanas, semejante a la del que construye casas, fabrica muebles o siembra trigo.
La nota completa puede leerse en el link https://www.lacapital.com.ar/cultura-y-libros/walter-operto-la-leyenda-continua-n2650143.html?fbclid=IwAR0Hj2h4lRl8ym5CBeiziHuTvm7TIDUgxpLc_aBKUNkPZteFBMVbyXzwzkw
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