Política Sindicalismo

Columna vertebral con escoliosis aguda

Las fallas estructurales de la Argentina son muchas. Una se exhibe en el sindicalismo, donde a pesar de que se busca la unidad en la acción, cada cuál hace rancho aparte.

Un problema del agobio argentino – seamos piadosos -, son los avatares en el movimiento obrero, que tiene a dirigentes septuagenarios atornillados a sus poltronas, defendiendo a capa y espada intereses sectoriales. En la mayoría de los casos, peleados entre sí.  No sólo es válido plantear si ¿hay una sola CGT?, sino: ¿hay CGT? Por eso, es llamativo, el enfoque que le da hoy La Nación a una de sus notas principales al hacer eje en la carta de la vice Cristina Kirchner, como la causa que “frenó la ruptura de la CGT”. ¿Se puede impedir que se haga añicos lo que está destrozado?

“Lo que ayer fue bueno, mañana puede ser malo…y viceversa”, parafraseó ante Humanidad, un exponente de uno de los gremios industriales más poderosos, trayendo a cuento parte de la historia del peronismo, plagado de traiciones, pese a que su festejo emblemático es el Día de la Lealtad.

Algunas pruebas de las esquirlas:

-Antes de asumir como Presidente, Alberto Fernández, exhortó a Rodolfo Daer y Carlos Acuña, de la calle Azopardo, que se juntaran con Hugo Yasky, de la CTA. ¡Si te he visto, no me acuerdo!;

Acuña, de las estaciones de servicio, punto del “desmarcado” Luis Barrionuevo (hizo rancho aparte con Eduardo Duhalde, el 17O) y esposo de la intendenta de Presidente Perón, Blanca Cantero (donde terminó con desbordes la ocupación durante más de 4 meses de las 100 hectáreas en Guernica), despotrica contra el kirchnerismo y llama “alcahuetes” a sus compañeros secretarios generales. No se sabe si es por cómo se comportan actualmente, o durante el pasado reciente en la gestión de Cambiemos. Estresado, Acuña se fue a descansar a Mar del Plata, para no asistir a la reunión con delegados del FMI. La factura se la pasó Daer, el sanitarista «amigo» de Alberto.

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-Los camaiones de Hugo Moyano, exfigura excluyente de la central obrera, siguen orondos en la calle. Él juega por fuera de las estructuras. Su época de esplendor ya pasó, lo mismo que le ocurrió a Jimmy Hoffa. Alguno de sus hijos, se apronta para lidiar vaya a saber con quién. Es que, aunque no se note, los Lingieri, Cavalieri,  Caló, el “caballo” Suárez y otros, también están desensillando. Y no se vislumbra, paradójicamente, el recambio generacional.

El apotegma con los dirigentes a la cabeza, o con la cabeza de los dirigentes, es algo que quedó en suspenso, por la pandemia. Como todo. Cuando pase, se verá lo que quede en pie.

Los gremios industriales, judiciales y estatales, no tan castigados – es cierto – como los gastronómicos, comerciantes y empleados estacioneros, podrán protestar, pero se identifican con sus más y menos con el gobierno del Frente de Todos. No son fanáticos, pero si rechazan a los antiperonistas, donde (loco) hay peronistas o ex. ¿Qué son, sino, Patricia Bullrich, Miguel Pichetto y Diego Santilli?

No les asusta la “grieta”. Por el contrario, aceptan la posición conciliadora y dialoguista de Alberto, y la más intransigente de la “dueña de los votos” en el Gran Buenos Aires. Respetan el principio de la propiedad privada (el lema de ellos fue, es y será “ni yanquis ni marxistas, peronistas), y exhortan a salir a ganar la calle “contra la oligarquía y los que están tratando de devaluar el peso”. Hay antecedentes históricos.

Y cuestiones de fondo irresueltas. El predominio de las organizaciones sociales en el ministerio de Desarrollo Social, es una de ellas. Eso les disgusta a los ortodoxos, pues apuestan al trabajo y no al asistencialismo. Están decepcionados por el papel de Daniel Arroyo, al que le auguraban un manejo más firme de los fondos disponibles.

Ante la manifiesta fragmentación, curiosamente, se alinearon con el gobernador Axel Kicillof y el camporista Andrés Larroque, que tuvieron que lidiar en Guernica “con la derecha y la izquierda” extremas. Y se refugian, ante “el egoísmo” de resguardar cada uno su parcela de poder, “en la unidad en la acción”, para enfrentar la prédica con la que machaca el liberalismo a través de los grandes medios.

Lavagna y el Consejo Económico y Social no terminan de madurar

¿Acuerdo a través de un Consejo Económico y Social? Verde: por “la especulación de los empresarios” y “la flojedad de los dirigentes sindicales”, se autocritican.

Cómo están las cosas, el FMI – comentó otro exponente de los mecánicos -, deberá ser paciente para cobrar la deuda que de los miles de millones de dólares que tan dispendiosamente prestó a Mauricio Macri, y que se evaporaron en maniobras financieras. No fue magia.

“Esto llevará su tiempo. ¿Los conflictos? Seguirán como hasta ahora, se avanzará de la misma manera, a los tropezones. El coronavirus no hace distinciones”, mencionó un dirigente que se sinceró ante Humanidad. Observa (no inocentemente) “la bolsa de gatos” donde se reproducen o no los peronistas. Con un Duhalde (al que repudia), augurando la anarquía a la vuelta de la esquina.

Periodista. Trabajó en Crónica, NA, DyN, Clarín, Televisión Pública, Canal 13, La Nación y en el diario Río Negro. Becado por la Universidad de Harvard, asistió a cursos de perfeccionamiento en Boston, Estados Unidos. Además estudió en Alemania y Francia.

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