–Te noto muy calmado en política. -Efecto de la edad, dijo el abogado. Y resumieron su vida.
Los dos la habían echado a perder, el que soñó con el amor, el que sonó con el poder. ¿Cuál podía ser la razón?
–Quizá la falta de una línea recta, dijo Fréderic.
-En tí, es posible. Por el contrario, yo he pecado por exceso de rectitud, sin tener en cuenta mil cosas secundarias, más fuertes que todo. Yo tenía demasiado lógica y tú, demasiado sentimiento.
Luego acusaron al azar, a las circunstancias, a la época en que habían nacido.
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