El que no era
No lo dudó y, desde la puerta del corral, le asestó dos tiros: uno en el lomo y otro en la cabeza. De repente todo era silencio, el animal había caído.
No lo dudó y, desde la puerta del corral, le asestó dos tiros: uno en el lomo y otro en la cabeza. De repente todo era silencio, el animal había caído.
Hoy me levanto y pienso:
¿y si ya no te quiero ver?
Un poema que nos hace pensar sobre el encierro y las ganas de escapar.
Escribo esto porque tengo miedo, tengo miedo de que el toro me mate. Hoy lo he oído hablando de matarme con otro toro. Lo ha prometido, ¡lo ha jurado! Y yo bien sé que este toro cumple sus promesas.
«Bajo ninguna circunstancia tienen que aceptar que los lleve el taxi descolorido de esa oscura ruta…»
Te he escrito poemas hasta el hastío, amor mío. Te he escrito textos también, amor mío. Innumerables canciones te he dedicado, melodías te he adjudicado. Ninguna te ha llegado, amor mío.
El fugitivo que se convirtió en un santo popular. El hombre que se hizo leyenda.
Por Lucía Duarte El barrio amaneció con una sonrisa menos. Mientras lee el diario Gabriel le dice a Carla: —Acá diceSeguir leyendo
Por Lucía Duarte Cuando Emilia se iba de vacaciones a Formosa en julio, solía quedarse unos días más para elSeguir leyendo
En Lafuente y Baldomero Moreno vi una flor. Volviendo de la clase de inglés vi una flor de color naranja. La flor naranja me vió también […]










